Las 7 palabras



Al hablar de las siete palabras me refiero a las últimas palabras que mencionó Jesús en la cruz y que contienen enseñanza moral y espiritual, importante incluso para la Iglesia de estos tiempos.

La primera palabra de Jesús se escucharía luego de que sufriera el abandono de sus discípulos, la burla y maltrato de sus verdugos y las injusticias de las autoridades; justamente después de recibir semejante trato se le escucha decir:

  " Padre perdonalos porque no saben lo que hacen"  Lucas 23:34

Jesús no pago mal por mal, el pago el odio con amor, la traición con perdón; siendo precisamente eso por lo cual se entregaba para que toda la humanidad pudiera recibir el perdón de sus pecados y así el amor de Dios venciera el mal.

Esta palabra de Jesús nos deja una enseñanza para todos nosotros:
No paguemos mal por mal, más bien vensamos el mal haciendo el bien.

La segunda palabra de Jesús la encontramos en:

 Lucas 23:43
"Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso."

El evangelista Lucas nos cuenta que estando Jesús en la Cruz  en medio  de dos criminales injustamente,  el pueblo consentia su muerte al quedarse mirando sin hacer nada, los gobernantes se burlaban diciendo: " a otros salvo, sálvese a si mismo"; los soldados romanos que estaban custodiando el lugar también le ofendian diciendo: " si eres rey de los judíos salvate a ti mismo"; aún uno de los malhechores que también estaba en una cruz  le molestaba diciendo: " si eres hijo de Dios salvate a ti mismo y a nosotros", pero el otro criminal le reprendia porque sabía que Jesús no merecía semejante castigo pues era inocente, y decía: " a la verdad nosotros merecemos todo esto pero él ningún mal hizo", por eso el hombre le pide a Jesús que se acuerde de él cuando este en su reino. Es allí cuando se escucha la segunda palabra de Jesús: "De cierto te digo hoy estarás conmigo en el paraíso"

Esta situación refleja el juicio divino; el malhechor al no reaccionar como todos los que nos describe el escritor sagrado,  mostró arrepentimiento, pues no quería seguir haciendo mal, y al reconocer que todo lo que padecía era merecido dejó ver su convencimiento de pecado y finalmente estos le llevaron a depositar su fe en Cristo, cuando le pidió que le salvará.

Que gran enseñanza nos deja Jesús en relación al juicio divino, el criminal arrepentido se muestra sin nada más que sus pecados; este hombre estaba listo para recibir la gracia de Dios y así sucedió. Mientras que el otro criminal aún al borde de la muerte se aferraba a sus pecados por lo cual desprecio la gracia y murió condenado.

Además es interesante que este escenario de la muerte de Jesús con los dos criminales, ilustra la existencia de dos caminos, el primero que representa el criminal que no mostró arrepentimiento de sus pecados, burlándose de Jesús como la mayoría que estaban allí, y el segundo camino representado por el criminal que se mostró arrepentido, no burlándose del inocente como si lo hicieron  los demás.

Es claro, el primero murió en sus pecados y el segundo obtuvo la gracia divina. Situación que se ve enmarcada en Mateo 7:13-14
"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan."

Sólo uno mostró arrepentimiento ante Jesús y fue salvo; el otro siguió en pecados como muchos.

La tercera palabra de Jesús es descrita en:

Juan 19:26-27
"Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: 《Mujer, he ahí tu hijo.
Después dijo al discípulo: He ahí tu madre.》 Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa."

Juan nos menciona que en la crucifixión de Jesús estaban cuatro mujeres, María la madre de Jesús, su hermana, la esposa de Pedro y María Magdalena.

Algunos comentaristas coinciden en que para ese momento José el esposo de María ya había muerto, esto hace que Jesús sea el responsable del sostenimiento de su madre en cuanto a la provisión; por eso Jesús al estar al borde de la muerte y preocupado  por su madre  le encomienda su cuidado a su discípulo amado, Juan quien acepta de inmediato.

Que hermosa enseñanza para los hijos hacia los padres, pero lo es igualmente significativa de Dios para sus hijos, él  estará siempre pendiente del sostenimiento y la  provisión de nosotros, sobre todo para que nunca estemos desamparado.

La Iglesia debe seguir el ejemplo de Cristo y velar por la provisión y el cuidado del desamparado.

La cuarta palabra de Jesús la encontramos en: 

Mateo 27:46
"Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: 《Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?》"

El evangelio de Marcos nos dice que Jesús hizo está exclamación a las 3 p.m., habiendo sido crucificado a las 9 a.m. es decir que llevaba 6 horas clavado en la cruz cuando exclamó estas palabras, lo que nos hace pensar que se encontraba en la mitad de su agonía, mostrando su humanidad al no pasar por alto todo el sufrimiento físico y anímico causado por el pecado que enfrentó en ese momento y por  todos los que lo despreciaron; al mismo tiempo refleja su divinidad al someterse voluntariamente a semejante sacrificio con el propósito de redimir a la humanidad del pecado.

No hay otro sacrificio que se compare con el de Jesús, no hay nada que nosotros podamos hacer que se le iguale, su sacrificio es único por eso dice la escritura:

Hechos 4:12
"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."

Jesús fue despreciado y abandonado por los hombres pero no por  Dios,  por eso su clamor va dirigido hacia él en el momento más critico de su vida en la tierra. Esto en conformidad con lo que enseña precisamente el evangelio de Juan y menciona el Apóstol Pablo en:

2 Corintios 5:19
"que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación."

La quinta palabra de Jesús se hace mención en: 

Juan 19:28
"Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed."

Jesús llevaba muchas horas sin tomar agua y se encontraba agonizando  por la crucifixión, ocasionando que tuviera sed. Pero esta sed no era cualquiera, según Juan era el cumplimiento de la escritura que profetizo acerca  del Mesías muchos años antes y la encontramos en el Salmos 69:21

"Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre."

El salmista David de manera profética habla del sufrimiento del Mesías y tal solicitud que  sería respondida con amargura y desprecio de sus enemigos.

Jesús tiene sed del arrepentimiento de la humanidad, el quiere que reconozcamos nuestros pecados y las consecuencia de ellos, reconociendole de esta manera como nuestro único y suficiente Salvador; pero  ¿cómo le vas a responder? ¿con hiel o vinagre? Esto es con amargura y desprecio o ¿deberás te acercaras a él verdaderamente arrepentido?

La sexta palabra de Jesús aparece en: 

Juan 19:30
"Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: 《Consumado es.》 Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu."

Se acabó, se terminó, con estas palabras estaba dando fin a su misión en la tierra; logrando el cumplimiento de las profecias  anunciadas en el antiguo testamento, derogando la ley ceremonial; habiendose revelado de manera plena la sustancia de esas leyes, quien es  Cristo; destruyendo el yugo del pecado  sobre los hombres, sólo gracias al poder de él.  Toda la obra redentora de Jesús  fue consumada en ese maravilloso momento de la cruz. 

Así como venció el pecado del mundo en la cruz,  también venció el pecado que hay en nosotros.

Hebreos 4:16
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."

La séptima y última palabra de Jesús en la cruz la podemos ver en:

Lucas 23:46
"Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: 《Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.》 Y habiendo dicho esto, expiró."

Esta séptima palabra de Jesús fue el gran cierre de una vida consagrada a Dios,  sin importar las adversidades Jesús vivió para cumplir la voluntad de Dios; y eso lo hizo estar seguro de que le cuidaria aún en su último aliento. 

Que maravillosa enseñanza nos deja nuestro Salvador, su ejemplo nos invita a encomendar nuestra vida a Dios, sin importar el dolor, la escasez o cualquier otra cosa que represente un desaliento, así viviremos confiados en que pase lo que pase nuestra vida no está en poder del mundo, sino exclusivamente en Dios.

Amigo lector, la muerte de Jesús no fue una derrota, el logro resucitar y ahora está reinando a la diestra del Padre, siendo la garantia de nuestra fe en él. 
 
Tu también puedes formar parte de su reino y familia si aún no lo has hecho hoy puede ser tu gran oportunidad, acercate a Jesús arrepentido y convencido de tu situación pecaminosa para que puedas depositar tu fe en El, como único y suficiente Salvador. Dios te bendiga.

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