LA UNIDAD DEL ESPÍRITU
EFESIOS 4: 1-16
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
5 un Señor, una fe, un bautismo,
6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
8 Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?
10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Introducción
La epístola a los efesios nos habla en los capítulos 1-3 acerca de los
privilegios espirituales que cada uno de nosotros tenemos en Cristo como creyentes y que
implican un cambio de identidad y de pensamiento.
Ahora en el presente capitulo se nos exhorta a vivir conforme a esos
privilegios y para ello el apóstol centra su discurso en la “Unidad del Espíritu”; lo cual significa ser uno con Cristo.
Por lo tanto, podemos decir acerca de la unidad del Espíritu en primer
lugar que es:
1. La meta
de la iglesia (vv. 1-3)
Vemos que el apóstol Pablo inicia los primeros
versículos del capítulo 4 con una exhortación a guardar la unidad del Espíritu
y lo hace por las siguientes razones:
- Porque es la manera de vivir conforme a la vocación con que fuimos llamados vv. 1
En la iglesia
de Éfeso existía divisiones entre sus miembros, los judíos creían ser mejores
que los gentiles por el hecho de ser de la nación que Dios eligió desde tiempos
antiguos; ese privilegios pensaban los
judíos que les daba el derecho de señalar y rechazar a sus hermanos gentiles,
al punto de crear divisiones entre ellos.
Pablo condena
dicha actitud, recordándoles como fueron llamados para salvación según la
gracia de Dios; no por meritos humanos, sino por su infinita misericordia, sin
la cual todos estarían perdidos. Por consiguiente, es en unidad que honramos el
llamado de Dios para salvación.
-
Porque es la
manera de forjar el carácter cristiano vv. 2
En este versículo
el apóstol Pablo menciona algunos de los frutos del espíritu para que la
iglesia los ejercite con tal de cuidar la unidad del espíritu, y nos
preguntamos ¿dónde podemos desarrollar los
frutos del espíritu si no es en la iglesia, especialmente en la unidad del
espíritu? Es en la unidad del espíritu de la iglesia que ejercitamos los
frutos del espíritu y por ende nuestro carácter cristiano.
Seguramente existen cosas
de tu hermano que te chocan y que no puedes pasar; pero piensa primero en tus
defectos antes de señalarlo y rechazarlo. Si Dios tuvo paciencia contigo y dejo
pasar tus errores ¿no deberías hacer tú
también lo mismo con tu hermano? En la iglesia no puede haber, ni se puede
fomentar las divisiones entre sus miembros, pues es una forma de vivir que no
agrada a Dios.
2. Es una
realidad que se fundamenta en Dios vv. 4-6
El apóstol Pablo explica que el origen de la
unidad del Espíritu se encuentra en Dios, Él nos une a todos cuando recibimos a
Cristo como nuestro señor y salvador, pasando ahora a formar parte de su gran
familia, donde solo hay “un Señor, una fe y un bautismo.” Vv. 5
En el reino de los cielos no hay distinción de
personas, no se agruparan los venezolanos por un lado y los alemanes por otro o
ricos a un lado y pobres a otro lado ¡Todos somos miembros de una gran familia!
Gracias a ello la unidad del Espíritu es posible en la iglesia.
3. No
implica la uniformidad de la iglesia vv. 7-12
Aunque somos “uno” en nuestra relación con “un
Señor, una fe y un bautismo”; sin embargo, cada uno de nosotros es diferente y
por tanto especial en la gran familia de Dios, y para explicar esto el apóstol
Pablo cita el salmo 68:18, donde tipifica la victoria de Cristo sobre sus enemigos (el
diablo, la maldición, la muerte y el pecado) cuando ascendió a los cielos; con la victoria que tuvo el rey David sobre
sus enemigos de batalla, trayendo el arca a Jerusalén como señal de su triunfo.
Así como los reyes repartían el botin de guerra
luego de haber triunfado sobre sus enemigos, Cristo repartió dones a cada
miembro de la iglesia en señal de su
victoria, creando una diversidad, donde todos somos especial y necesarios para
su obra.
La unidad del Espíritu no implica la uniformidad
en la iglesia, al contrario es en la diversidad de sus miembros que se
consolida y fortalece para el bien de todos, haciéndola única y especial.
4. Es
necesaria para el crecimiento de la iglesia vv. 13-16
El apóstol pablo menciona que si no hay unidad
del Espíritu en la iglesia no podrán crecer:
-
En el
conocimiento del Hijo de Dios (Cristo) vv. 13 “y del conocimiento del hijo de Dios”
-
En estatura
según la plenitud de Cristo vv. 13 “a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo”
-
Hacia la
madurez espiritual vv. 14 “para que ya no
seamos niños fluctuantes”
-
En el
doctrina de Cristo vv. 14 “llevados por
doquiera por todo viento de doctrina”
Una iglesia que no está unida por el Espíritu está dividida y por tanto
es incapaz de crecer para el
enriquecimiento mutuo y para la gloria de Dios.
Todo creyente debe entender que Cristo es la cabeza y nosotros miembros
de una gran familia llamada iglesia, todo lo que hagamos es para la gloria y
honra de él; la iglesia no es un club privado que se mueve según los intereses
de ciertas personas, si así fuera ya no sería iglesia y por tanto estaría
excluida del cuerpo de Cristo.
Conclusión
Como Cristianos estamos llamados a vivir en la unidad del espirito,
porque es la forma que agrada a Dios, seamos consientes de la responsabilidad
que tenemos en esta gran familia llamada iglesia, y avancemos con pasos firmes
hacia Cristo, La cabeza de la ella para la edificación mutua.
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