UN NUEVO CORAZÓN // EZEQUIEL 11:19-20

 


Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,” Eze.11:19

 

 

INTRODUCCIÓN

El corazón según la biblia, es el lugar donde está nuestra voluntad, actitud e intenciones, y es la fuente de nuestros pensamientos, acciones y palabras.

En este pasaje Dios promete a su pueblo un nuevo corazón para reemplazar el que ellos tenían, un “corazón de piedra” y de esta manera asegurar su salvación final.

 

CORAZÓN DE PIEDRA EZE.11:19

Un corazón incapaz de dar vida e inútil, una ilustración ideal que describe el estado de los israelitas en aquel momento: 

Eran rebeldes a Dios Eze. 2:3

Empedernidos (obstinados) Eze. 2:4

Duros de rostro Eze.2:3

No quieren oír a Dios Eze. 2:5

Personas de duras palabras Eze. 2:5

Semejantes a zarzas (árbol grande con espinas) espinos y escorpiones Eze. 2:6

Huesos secos Eze. 37:4

 

En otras palabras los israelitas se encontraban muertos, semejantes a los dioses paganos que ellos adoraban e incapaces de acercarse a Dios por si mismos

 

 

 

UN NUEVO CORAZÓN EZE.11:19-20

En contraste con el corazón de piedra el nuevo corazón que promete Dios es un Corazón carne, capaz de dar vida realmente, e ilustra el estado ideal del hombre según Dios:

 

Ande en las ordenanzas de Dios Eze. 11:20

Guarde los decretos de Dios Eze. 11:20

Sea realmente pueblo de Dios Eze. 11:20

Que viva y tenga su Espíritu Eze. 37:6 

 

En otras palabras, el nuevo corazón implica una transformación total del ser humano, un cambio de naturaleza, de antes inclinarse al pecado ahora con el nuevo corazón rechazarlo para seguir enteramente a Dios.

 

CUMPLIMIENTO DE LA PROMESA

En un sentido y de manera parcial esta promesa se cumplió cuando los judíos regresaron del exilio babilónico y abandonaron la idolatría. Sin embargo, el cumplimiento pleno y final ocurre en el “Nuevo Pacto” donde Dios nos da un corazón nuevo y Espíritu nuevo por medio de la fe en Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y resucitó para darnos vida (Jn.3:3-8; 2 Co. 5:17)

 

CONCLUSIÓN

Todos nosotros éramos en un sentido como el pueblo de Israel, con un corazón de piedra, rebeldes para con Dios, duros de rostro, sin querer oír a Dios y huesos secos. Por eso envió Dios a Cristo al mundo para ofrecernos con Él un nuevo corazón y una vida alejada del pecado y asegurada pase lo que pase.

La pregunta es qué tipo de corazón deseas, un corazón de piedra o el nuevo corazón de carne que solo se halla en Cristo Jesús. 

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