CURACIÓN DE UN COJO Hechos 3:1-10

 




CURACIÓN DE UN COJO

Hechos 3:1-10

“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” Hechos 3:6

 

 

INTRODUCCIÓN

Esta historia es uno de los primeros hechos de los Apóstoles (Pedro y Juan) luego del pentecostés Hechos 2:1-47; demuestra el poder que Jesús les prometió una vez recibieran el Espíritu Santo, para convertirse en sus testigos en todo el mundo Hechos 1:8. Además, podemos apreciar el efecto positivo de recibir algo según la voluntad de Dios y no la nuestra.

 

PEDRO Y JUAN SUBEN AL TEMPLO A ORAR  

“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración” Hechos 3:1

No es de asombrarse el hecho de que el pasaje nos muestre a Pedro y Juan juntos, subiendo al templo para orar en la hora novena (3:00 pm), puesto que desde sus primeros pasos como apóstoles se les ha encontrado asociados en las cosas del Señor:

-Estuvieron presentes en la resurrección de la hija de Jairo y en la Transfiguración Lucas 8:51; Mateo 17:1

-Prepararon la pascua juntos Lucas 22:8

-Formaban parte del grupo de los 3 discípulos más allegados a Jesús, junto con Santiago

-En la resurrección, corrieron juntos al sepulcro de Jesús Juan 20:3-4

 

Ellos a pesar de todo, aún mantenían esa sociedad para obedecer y servir al Señor. Qué bueno es contar con ese hermano que nos motive a buscar y obedecer al Señor en todo tiempo.

 

UN HOMBRE COJO DE NACIMIENTO

“Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.” Hechos 3:2

El relato continúa diciéndonos que en la puerta del templo de Jerusalén, llamada “La Hermosa”; la misma puerta donde Jesús hizo su entrada y sanó a muchos enfermos Mateo 21:12-15, era dejado un cojo de nacimiento para pedir limosna. Este, tenía más de 40 años en esa situación Hechos 4:22, sin poder usar sus pies. Hechos 3:7

Según la Ley en Deuteromio 15:17; era permitido que este tipo de personas estuviesen en el templo pidiendo limosna, porque el pueblo estaba llamado a realizar actos de bondad hacia ellos.

Increíblemente, este hombre llevaba mucho tiempo en esta situación, yendo al templo para pedir limosna, su confianza no estaba en Dios sino en las limosnas (Dinero)

 

PEDRO Y JUAN AYUDAN AL HOMBRE COJO

“Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.” Hechos 3:3

 Aunque claramente la esperanza del hombre cojo estaba en las limosnas (dinero) “les rogaba que le diesen limosna.” Hechos 3:3; Ellos no le ayudaron con eso. Muchas veces no ayudamos a alguien verdaderamente dándole lo que pide.

Para poder ayudar al hombre cojo, ellos tuvieron que llamar su atención “le dijo: Míranos” Hechos 3:4; y de esta manera hacer que la quitara de las limosnas. En ocasiones es necesario que quitemos nuestra atención de cosas que no nos benefician verdaderamente para colocarla en lo que sí lo hace.

En lugar de darle una limosna, ellos le sanaron en nombre de Jesús “Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” Hechos 3:6 Sin duda esta sanidad fue por la voluntad y el poder de Cristo, delegado en sus Apóstoles. Esto fue mejor de lo que el hombre pedía. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros.

 

 

EL EFECTO DE LA SANIDAD EN EL HOMBRE COJO

“Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;” Hechos 3:7

La sanidad en el hombre fue inmediata y efectiva, sus pies y tobillos fueron afirmados, al punto de saltar, andar, y alabar a Dios con los Apóstoles en el templo. “y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.” Hechos 3:8

El hombre no solo resultó sanado, sino que también fue lleno de gozo por la voluntad de Dios cumplida en él. La voluntad de Dios cumplida en nosotros, siempre nos dará gozo sin importar las circunstancias.

Por otra parte, esta sanidad tuvo un impacto en las personas que la presenciaron, impresionándoles y espantándoles “se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.” Hechos 3:10

Finalmente, vemos que esta sanidad tuvo un propósito múltiple, sanando al cojo, sirviendo de testimonio al nombre de Jesús y respaldando a sus Apóstoles.

 

CONCLUSIÓN

No siempre lo que queremos lo necesitamos realmente. Siempre debemos preguntarle a Dios qué es lo que realmente nos conviene y si esto va de acuerdo a sus propósitos para mí y para otros, de esta forma puedo estar seguro en recibir según su voluntad, lo cual será mejor que mi propia voluntad.

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