DESPOJAOS DEL VIEJO HOMBRE Efesios 4:22

 




DESPOJAOS DEL VIEJO HOMBRE

 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”  Efesios 4:22

 

INTRODUCCIÓN

El “viejo hombre” representa nuestra naturaleza caída y además nuestra pasada manera de vivir sin Cristo.  

Algunas personas en el cristianismo se niegan a dejar ciertos aspectos de su “viejo hombre”; como por ejemplo: su manera de hablar, su forma de vestirse, los lugares que frecuentaban, la actitud, pensamientos, el modo de ver las cosas y su pasado; todo esto quizá por apegos emocionales o ideas erradas.

En este pasaje, la idea de despojarse es la de desnudarse del viejo hombre, es decir quitarse o deshacerse toda esa vieja naturaleza pecaminosa.   

 

¿Por qué tener que despojarse del viejo hombre?

 

SUS DESEOS SON ENGAÑOSOS

·         “está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios 4:22) Sigue las concupiscencias (deseos y apetitos no gratos a Dios)

 

·         “andan en la vanidad de su mente” (Efesios 4:17) Se inclina a cosas malas y mundanas creyendo que son buenas, viven confundidos.  

 

·         “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9 )

 

·         “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Romanos 6:6) El viejo hombre sirve al pecado

 

·         “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí” (Gálatas 5:17) Sus deseos se oponen al Espíritu Santo

 

Los deseos del viejo hombre nos apartan de Dios, haciendo que vivamos una vida en pos de concupiscencias y vanidades, sirviendo así al pecado.

 

 

 

 

DEJAR ATRÁS LA VIDA VIEJA

 

“la pasada manera de vivir” (Efesios 4:22) representa la vida que teníamos antes de conocer a Cristo, lo que éramos sin Él. 

 

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 de Corintios 6:9-11)

 

El apóstol Pablo menciona una serie de estilos de vida pecaminosos que muy probablemente fueron practicados por algunos de los miembros de la iglesia de Corintios; pero mayor a eso les recuerda que su pasado quedó atrás por Cristo, ahora son limpios, justos y santos por Él.

 

Debemos despojarnos del viejo hombre para dejar de igual forma nuestra vieja vida o pasada manera de vivir;  sencillamente porque ya no nos identifica ni representa, nuestra identidad ahora está en Cristo.

 

 

VESTIR DEL NUEVO HOMBRE  

Por el contrario al viejo hombre, el nuevo hombre representa la vida de un hombre regenerado o que ha nacido de nuevo (Juan 3:3) en Cristo.

 

Según Efesios 4:22-24, es necesario despojarse del viejo hombre para luego vestirse del nuevo hombre. Se trata de una renovación constante de la mente en el Espíritu (Efesios 4:23), viviendo a la manera que le agrada a Dios, en justicia y santidad (Efesios 4:24)

 

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2) De igual manera en este pasaje se les exhorta a los cristianos a renovar el entendimiento, mediante una transformación continua.

 

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8) Vestirnos del nuevo hombre es tener un cambio de conducta y actitud.

 

Nos vestimos del nuevo hombre en la medida que nos despojemos del viejo, viviendo a la manera de Dios con la ayuda de su Espíritu, en justicia, santidad y su palabra.

 

 CONCLUSIÓN

Muchas veces nos negamos a soltar nuestro pasado, preferimos seguir viviendo según nuestra antigua manera de vivir aunque estamos en Cristo, trayendo todas esas cosas a la iglesia.

No obstante, debemos dejar el “viejo hombre”, nuestro pasado y costumbres porque ya no nos pertenecen, ni nos identifican; para vestirnos de la nueva naturaleza, creada en Cristo en donde está nuestra nueva identidad.

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