El Rey vino

 


 

“Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.”  Mt.21:5

 

 

Introducción

La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén es uno de los eventos más importantes y contundentes de su vida, al punto de que se registra en los cuatro evangelios: Mt.21:1-11; Mr.11:1-11; Lc.19:28-40; Jn.12:12-19.

Es en este evento donde Jesús se muestra como Rey públicamente. Sin embargo, Él no lo hace como el típico rey de la época; que viene con un ejército numeroso, ni con espada, ni con una vestimenta acorde a la realeza; Él se presenta de forma diferente:

 

1.    Rey anunciado Mt.21:2-5

 

Al acercarse a Jerusalén, Jesús ordenó a dos de sus discípulos ir a la aldea que estaba en frente para buscar allí una asna con su pollino, que estaban atados en la casa de algún discípulo de Jesús.

 

Esto lo pidió Jesús de manera intencional para cumplir con lo dicho por el profeta Zacarías unos 500 años a.C. donde anuncia: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Zac.9:9      

 

Por eso, el evangelista Mateo hace mención de dicha profecía para comprobar que Jesús la cumplió al venir sentado en un pollino y proclamado como Rey y Mesías.

 

 

 

2.    Rey humilde Mt. 21:6-8

 

Jesús se presentó en Jerusalén en un pollino, no un carruaje.

 

En lugar de la típica silla para cabalgar, los discípulos le colocaron sus túnicas para que se sentara.

 

No hubo alfombra roja para Jesús, en lugar de ella la multitud extendió sus túnicas.

 

Tampoco había trompetas o banderas para recibirlo, en lugar de ello la multitud arrancó unas ramas de unos árboles para agitarlas.

Su plan no era conquistar ciudades, ni asesinar a los enemigos de Israel, más bien deseaba sacrificarse para dar vida a los muertos.

 

 

No buscaba habitar en un lujoso palacio sino en el corazón del pecador.

 

 

El objetivo de Jesús no era la gloria humana, sino más bien la humillación.

 

 

3.    Rey Proclamado y más tarde traicionado Mt. 21:9

 

La multitud le aclamaba diciendo: “Hosanna” que significa: ¡salva ahora!

 

 

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

 

 

¡Hosanna en las alturas!

 

 

El evangelista Lucas menciona que algunos fariseos le pedían a Jesús que le ordenara a la multitud que se callaran, pero  Él contestó: “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.” Lc. 19: 39-40

 

 

Sin embargo, más tarde al ver que Jesús no era el Rey que esperaba la multitud, se decepcionó y cambiaron  su mensaje por ¡CRUCIFÍCALO!

 

 

 

Conclusión

 

Jesús, el Rey, no vino para complacer a las multitudes; Él vino para hacer la voluntad de Dios, muriendo por los pecadores para habitar en sus corazones y establecer allí su reino. Él no espera un recibimiento momentáneo, sino más bien permanente y verdadero.

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